Aunque el interrail estaba pensado exclusivamente para estos tres paises (Suiza, Italia y Eslovenia), hay que añadirle Francia ya que nos acercamos a ver Paris antes de llegar a Suiza y a Cannes de vuelta a Valencia. Los billetes de interrail en esta ocasión cubrian cualquier zona de Europa durante 20 dias, asi que no había ningún problema en añadir Paris al trayecto. Sin embargo, luego nos dimos cuenta que fue un grave error debido a lo agotador del tren, de lo cara que es la dichosa ciudad, y lo sucia y masificada que esta la misma.
Inicio: 29/07/2007
Final: 20/08/2007
Presupuesto: 1500€
París
El viaje lo empezamos el dia 29 de Julio de 2007 a las 16:00 saliendo de la estacion del Norte de Valencia con rumbo a París. Para ello necesitamos unas 15 horas de tren con un transbordo en la frontera con Francia (Cerbere). Este primer trayecto es bastante duro ya que requiere pasar la noche en el tren y por lo menos nosotros no tuvimos la posibilidad de contratar coche-cama. Si a lo incomodo de las butacas, le añadimos un grupo de 50 niños que se sube a mitad del trayecto a nuestro vagón nos quedó que esa noche no pudimos dormir. Pasadas las 05:00 de la mañana y con 0º de temperatura, llegamos a París. Yo como siempre en estas circunstancias hice honor a mi capacidad para madrugar y no me podía ni mover. Dos horas me costo volver a ser persona, para entonces ya estábamos llegando a Notre Damme.
Después de esta wiki-definición decir que este pedrolo de estilo gótico tiene su punto y aunque aquí en España estamos bastante acostumbrados a ver catedrales imponentes, el lugar en el que esta emplazada y la combinación de colores que hay a su alrededor la dota de ese plus que la hace ser especial. Esta primera vista de París (el Sena y la catedral) nos hizo ser optimistas sobre los que nos ibamos a encontrar en la más que famosa "ciudad del amor". Nada más lejos de la realidad, en nuestra opinión París al igual que la mayoría de ciudades en las que hemos estado que tienen una afluencia de turismo bestial, no necesitan cuidar al turista ya que tiene publico de sobra y eso hace que sean poco comodas para turistas de poder adquisitivo medio-bajo.
Ahora falta añadir la frase por excelencia y sería que... "el Sena tendrá agua, pero el rio Turia mola más".
Después de más andar llegamos al famoso museo aparecido en el "novelón" El Codigo Da Vinci, una vez allí y con todo a favor (no había ni cola para entrar) decidimos pasar de largo, porque admitamoslo siendo de ciencias, la capacidad para apreciar lo que había allí dentro era bastante limitada, de hecho no sería capaz de distinguir entre la Mona Lisa pintada por mi primo el del pueblo y la original. Así pues pasamos del laureado museo para descansar y comer algo por los jardines de alrededor. Aquí es donde empezamos a darnos cuenta de como se las gastaba la ciudad, 4€ por un triangulo de pizza y sin la posibilidad de conseguir un botellín de agua por menos de 3€. A lo cual respondimos con un claro "que se metan el agua por el culo". Sin agua y sin la posibilidad de rellenar botellas ni en los McDonalds (el agua la ponen caliente para que no puedas beber) ni en las fuentes (que no existen en esa puta ciudad) decidimos ir a buscar el Hotel para descansar.
Anduvimos por el ya mencionado barriete residencial durante más de media hora del cual no tuvimos otro remedio que huir a treves de unas cuestas que ya quisieran algunos puertos de montaña para si. Al final de semejante recorrido llegamos a lo que parecia la civilización, un lugar bastante turistico y con un ambiente bastante agradable, la zona de Montmartre.
Por mi parte y como buen fan de los creppes pagué mis 4€ por uno con Nutella, dentro de lo que cabe y siendo París ya no me pareció ni caro. Dimos otra vuelta, nos paramos a escuchar a un grupo de jovenes tocando la guitarra y decidimos volvernos al Hotel a dormir, intentando esta vez si evitarnos el volver por donde habiamos venido.
A la mañana siguiente sin tener desayuno incluido en nuestro hotel de moqueta roja y de puerta a ningún sitio, decidimos buscar un sitio guay y barato para desayunar, como eso era imposible nos metimos en uno caro y bastante cutre, el resultado un mal desayuno por 7€. Genial, muy acorde con la ciudad. El planning del día era ver el amasijo ese de hierros tan famoso, el arco del triunfo y el Bois de Boulogne.
Después de la wiki-definición decir que el monumento en cuestión es lo que parece, ni más ni menos. Un armatoste gigante de metal. Algunos franceses lo aman como a todo lo que es de allí y otros dejarían que los gitanos de Paterna se lo llevaran a trozos y lo vendieran al mejor postor. Aunque suelo ser bastante crítico con el estilo que aquí en España representa Chillida, es decir, grandes piezas de hierro oxidado en un paisaje verde, la torre Eiffel no molesta demasiado a la vista y se puede decir que hasta queda bien en su entorno. Por no decir que es más famosa que cualquier otra cosa de París.
Una vez dejada atrás la torre, caminamos hacia el siguiente objetivo comiendo pipas y sin agua que echarnos a la boca. Parece ser que no habiamos escarmentado, y como además habiamos jurado que no pagariamos las cantidades que se manejaban por el agua, pasamos la sigueinte hora buscando un supermercado, eso que aquí es tan frecuente, en las zonas bien de París son imposibles de encontrar. Una vez nos hicimos con ese preciado bien que es una botella de agua de 2 litros, cogimos otra vez el metro para ir al Arco del triunfo y el Bois de Boulogne. Como ambos me parecieron deleznables no comentaré nada de ellos, no dejando ni una simple foto de ninguno de ellos.
Lucerna
A las 6:30 de la mañana salía el tren de París hacia nuestro siguiente destino: Lucerna. Como siempre que te manejas con horas intempestivas tienes las dudas de siempre, habrá metro para llegar a la estación? estará abierta la recepción del hotel para hacer el check out? conseguiré sobrevivir a ese horario? Una vez resueltas todas estas dudas en sentido favorable cogimos un tren que duraba unas 7 horas y que nos dejaría en Lucerna. Una ciudad suiza que elegimos de entre todas las del país por parecernos la más bonita y estar cerca de Iterlaken la cual nos habian dicho que no nos podiamos perder.
Después de reservar asientos en los pertinentes trenes (costo 1 min pues allí las cosas funcionan como en Alemania, es decir, bien) nos dirigimos al albergue: limpio, bonito, bien situado, buen precio, lo normal en ese país excepto por lo del precio porque suele ser la ostia de caro. Por último, añadir que el negocio lo regentaban chinos lo cual nos sorprendio bastante.
Finalizado el primer recorrido por Lucerna volvimos al hotel para comer alguna cosa que teníamos en la mochila y descansar para el viaje del día siguiente con destino a Interlaken.
Interlaken
Eran las 8:00 cuando sonó el despertador, el tren salía en algo menos de 2 horas, así que teníamos un respiro para comprar el desayuno en el Starbucks antes de subir al tren. Con nuestro café y nuestras galletas rellenas de chocolate emprendimos el viaje a nuestro tercer destino. Cabe destacar, que la distancia entre Lucerna e Interlaken es muy reducida, sin embargo, el tren pasa por trozos de montaña en los que debe ir relativamente despacio, asi que el viaje dura algo más de dos horas, pero que se hacen cortas por lo bonito del entorno.
Sobre las 11:00 llegamos a nuestro nuevo destino, antes que nada hay que destacar que lo más famoso de la ciudad es que esta emplazada entre dos lagos y rodeada de altas montañas, estos dos motivos por si solos hacen que la ciudad se haya convertido en un gran complejo turístico para esquiadores y turistas varios. Muchos puestos donde comprar souvenirs y sitios donde alojarse llenan las callen principales. Por todo esto, la ciudad en si no es especialmente bonita. Sin embargo, un paseo en bicicleta por los alrededores es algo más que recomendado. Por lo que lo primero que hicimos fue ir a buscar algun sitio para alquilar bicicletas. Diez minutos tardamos en encontrar uno, de hecho después de dar una vuelta acabamos en la misma estación. Allí nos dieron las indicaciones y todo lo necesario para disfrutar del paseo en bicicleta. La verdad es que este transporte es lo mejor que se puede hacer para ver cualquier ciudad que no tenga demasiadas cuestas, no se porque la gente se resiste a usarla en nuestro país con las condiciones excelentes que se dan para su uso...
Un paseo en bicicleta por aquellos lagos la verdad es que es increíble, el paisaje es difícil de describir con palabras, así que dejo dos fotos del mismo, que aunque no le hacen justicia, menos se lo pueden hacer mis torpes palabras...
Un picnic en la primera foto y casi un accidente cerca de la segunda fueron las primeras experiencias bicicleteras. Antes de eso tuvimos que pasar por un peligroso periodo de iniciación que tuvimos que realizar después de tanto tiempo sin usar una. A eso hay que añadir, que tuvimos una primera búsqueda infructuosa del camino que nos llevo, en un inicio, por una carretera nacional. Pasados estos dos pequeños momentos de apuros y después de encontrar el camino acondicionado para las bicicletas todo fue genial ya que además el tiempo acompañaba y la gente de por aquellos lares es super educada, amable, etc. y siempre que te cruzabas con alguien en un camino estrecho se paran para que pasases tranquilo y te saludaban. Nunca me cansaré de elogiar a la gente de estos países y más si los comparo con los autóctonos valencianos. Por último decir que cuando nos parábamos nosotros para que pasaran ellos, siempre nos respondían en francés, "Merci" a lo que nosotros siempre contestábamos con un "bite" porque no teníamos ni pajolera de como se decía "de nada" en francés y ya sabiamos que ellos el alemán lo dominan, como el inglés, el francés, etc. Es como en España, que sabemos ir de tapas, ir a la disco, hacer botellon, etc.
Por la tarde dejamos las bicis y nos dedicamos a pasear por el pueblo, la verdad es que como he dicho antes no tiene mucho que ver, pero si te alejas de las calles principales puedes encontrar casas con ventanas a un palmo del rio, maravillosas fuentes y un ambiente tranquilo y agradable. Una vez finalizado el paseo volvimos a la estación para coger el tren de vuelta.
Lucerna
Eran las 18:30 cuando llegamos a Lucerna, descansamos un rato y nos fuimos a dar otra vuelta por esta maravillosa ciudad. Descubrimos una Yogurteri, con unos helados de yogur increíbles, la enésima tienda de chocolates y los magníficos Gingko Biloba. Como era toda tan perfecto nos desmelenamos y fuimos a cenar a un Restaurant al lado del lago. Un bistec de ternera por más de 30 eurazos fue el resultado, pero que bueno estaba el jodido!!!
Ya no quedaba mucho que hacer, al dia siguiente nos tocaba otro viaje bestial en tren, esta vez hasta Liubliana. ¿Distancia? Pues unos 700 km de nada y con un cambio de trenes intermedio en Zurich. La verdad es que no tuvimos problemas, pero de la llegada de un tren a la salida del otro suele haber poco tiempo, busca el anden, pregunta, corre... así que estas paradas son un sin vivir importante y más con la pesadas mochilas a cuestas.
Liubliana
Después de un largo viaje llegamos a la ciudad que se convertiría en la joya del Interrail. Eran pasadas las 21:00 por lo que ya era de noche, una ciudad desconocida y un país del cual sabíamos más bien nada. Teníamos reservado un hotel que dificilmente sabíamos situar en el mapa y que decidimos localizar andando, ahora mismo no sabría explicar porque. Los alrededores de la estación no pintaban nada bien y entre la zona del hotel y nosotros había una zona de casas derruidas con gente dentro de la que no podias esperar nada bueno.
Nos costo bastante encontrarlo y tampoco entiendo muy bien porque, ya que era uno de los edificios más altos de la ciudad y estaba muy bien iluminado a la vez que bien situado. Una vez hicimos el check in, dejamos todo en el Hotel y aun con la mala impresión inicial fresca en nuestras cabezas, con dos pelotas, decidimos que había que salir a cenar, las provisiones de la mochila se limitaban a alguna lata y frutos secos así que no había mucha más opción. Como era tarde, preguntamos si a esas horas nos darían de cenar, la respuesta fue afirmativa, que en la plaza central había restaurantes italianos que seguro que cerraban tarde.
El camino hacia el centro aunque no fue muy largo, volvió a darnos sensación de inseguridad, pero todo cambio cuando llegamos a la maravillosa plaza situada junto al rio. Que magnifico lugar!!! Media ciudad en aquellas terracitas con un ambiente difícil de ver en ningún otro lugar. Todo lleno de restaurantes, música agradable y una atmosfera de cuento.
Después de dar una vuelta y ante tanta oferta para cenar, decidimos entrar en un italiano ya que en el resto parecía que la gente estaba ya con la copa de después de cenar. Y así era, los propios bares y restaurantes se convierten en pequeños pubs cuando pasa cierta hora, ponen musiquilla y la verdad es que se te queda un lugar de marcha la mar de apañado. Nosotros mientras seguíamos en nuestro restaurante italiano, una pizza familiar por 6 euros de la que podíamos cenar dos y bebida a un euro completaban el gran descubrimiento.
Al día siguiente había que volver a ver todo aquello con luz, la verdad es que lo que nos había dado mala impresión había desaparecido, creo que casi cualquier ciudad del mundo a la que llegas cuando ya ha oscurecido te da esa impresión de, entre desasosiego y desconfianza. Sin embargo, esta ciudad aunque pequeña y sin nada famoso en su haber, es una magnifica elección para ir de vacaciones. Lo tiene todo: barata, civilizada, limpia, agradable, bonita, tranquila, etc. Además nosotros tuvimos la suerte de que ese dia montaban un mercadillo de antiguedades a lo largo del río.
Y es que lo de que la vida de la ciudad se concentre a lo largo del río, en esta ciudad es algo más acentuado que en ninguna otra...
A lo ya mencionado, hay que añadir un mercado de fruta al aire libre, actuaciones de teatro en el propio río y mucho más, todo agrupado alrededor del mismo. Lo mejor es que puedes dejarte llevar y gastar en cualquier cosa ya que en 2007 aunque el euro acababa de entrar en este país los precios eran como mínimo la mitad que en España y eso se nota sobre todo habiendo pasado antes por París. Dimos varias vueltas y como buenos animales de costumbres acabamos comiendo en el mismo sitio en el que habíamos cenado el día anterior. Pizza y carne fueron la elección esta vez. Fuimos al hotel a echar una siestecica, para volver otra vez por la noche, esta vez sabiendo lo que nos ibamos a encontrar. De todas formas, habia que pensar en no volver demasiado tarde porque al dia siguiente teniamos la excursion al lago de Bled, en la otra punta del pais, pero a menos de 60 km y es que en Eslovenia las distancias largas no existen...
Lago de Bled
Desde Ljubljana se puede llegar a Bled en tren y en autobús (sale uno cada hora). En la zona hay dos estaciones de ferrocarril: LESCE-BLED y BLED JEZARO. A la primera se puede ir desde la capital eslovena, pero tiene el inconveniente de que está a tres kilómetros del lago, es decir, hay que coger un autobús. A nosotros personalmente nos pareció que no estaba bien indicado el autobus que había que coger y menos cuales eran sus horarios, al menos no en un idioma que pudieramos entender. La solución como siempre fue la de seguir a la gente y como casi siempre funcionó. La segunda estación esta mucho más cerca del lago, pero no tiene comunicación directa con Ljubljana, así que aun teniendo un billete de interrail no pudimos llegar de forma eficiente hasta ella.

Este lago es otro lugar de Eslovenia más que recomendable, posee un agua azul turquesa y sobre ella se encuentra la pequeña isla Blejski Otok, la cual suele ser el centro de todas las miradas. El lago es un lugar tranquilo y muy turistico que esta rodeado ni mas ni menos que por los Alpes. Esta prohibido bañarse excepto en zonas habilitadas (y de pago), aun así hay gente que no hace caso de las indicaciones y se pega un chapuzón más que envidiable.
Andando se puede visitar practicamente todo, incluido el castillo que florece a lo alto de un acantilado desde donde se pueden obtener unas vistas perfectas de todo el lago. Los Obispos de Brixen, que dominaron la zona durante ocho siglos (1004-1803), escogieron el mejor lugar posible para construir su baluarte. A pesar de que la entrada es bastante cara (unos 7€) y de que el castillo no es ninguna maravilla, las vistas bien valen subir hasta allí. Con una excursion de un único día da tiempo solamente a visitar los puntos claves, sin embargo el lago ofrece la posibilidad de realizar diversas actividades deportivas. Aquí se puede practicar la pesca, el golf, (hay un campo al lado de la orilla), se puede ir también a caballo por los alrededores e, incluso, se puede hacer senderismo y treking por las montañas que lo rodean. Un solo dia es suficiente para hacer de turista en plan asiático, pero elimina la posibilidad de hacer ninguna de las actividades anteriores. Al acabar el dia nos volvimos a Lubliana, donde nos quedaba un paseo nocturno por la ciudad y una cena a la orilla del rio.

El segundo día en Lubjana nos dedicamos a ver todo lo que nos dejamos por ver el primero. En primer lugar fuimos al mercado de fruta situado entre el rio y la catedral. Es un magnifico sitio para ir a comprar fruta para el almuerzo y un lugar muy colorido para hacer fotos. Después de dar un par de vueltas y comprar un poco de fruta nos dispusimos a subir al castillo. Para subir se puede optar por usar un tren turístico que sube hasta arriba desde Prešernov trg, pero es mejor subir por las empinadas cuestas para poder disfrutar de las vistas de la ciudad y de las montañas de los alrededores. El castillo no es especialmente bonito, en Europa hay cientos de castillos mejores, pero como siempre que hablamos de un castillo esta situado en una zona alta con buenas vistas, lo que por si solo justifica subir hasta allí.
Una vez finalizada la excursion al castillo fuimos a comer a las calles que hay nada mas bajar del mismo, hay bastantes restaurantes donde elegir y casi todos dan de comer bastante bien.
Venecia
Al norte de Italia, en la costa del mar Adriático, se encuentra una de las ciudades más peculiares, y atractivas de nuestro planeta. Venecia es referida por muchos como “La Reina del Adriático” y por otros como “La Serenissima”. Es una ciudad especial, de eso no hay duda, sin embargo eso conlleva turismo en masa lo que supone que hay muy pocas épocas en las que se puede visitar sin encontrarte una muchedumbre hasta en el rincón más aislado. En nuestro caso era Agosto y después de analizar friamente la situacion (y los precios) decidimos que una sola noche era más que suficiente para lo que nos ofrecía aquel lugar. Algunos se escandalizaran pensando en que se pueda ver Venecia en un dia y medio. Sin embargo, siendo que no te puedes parar en casi ningún sitio a hacer fotos por la cantidad brutal de gente que hay alrededor, el tiempo cunde mucho, de hecho cunde tanto que hasta fuimos a ver la isla de Murano.
Otro punto fuerte de Slovenia es que es un lugar barato en el que se puede pasar unos dias antes de llegar a Italia, y más concretamente a Venecia, la cual esta a menos de 2h en tren.
Venecia
Al norte de Italia, en la costa del mar Adriático, se encuentra una de las ciudades más peculiares, y atractivas de nuestro planeta. Venecia es referida por muchos como “La Reina del Adriático” y por otros como “La Serenissima”. Es una ciudad especial, de eso no hay duda, sin embargo eso conlleva turismo en masa lo que supone que hay muy pocas épocas en las que se puede visitar sin encontrarte una muchedumbre hasta en el rincón más aislado. En nuestro caso era Agosto y después de analizar friamente la situacion (y los precios) decidimos que una sola noche era más que suficiente para lo que nos ofrecía aquel lugar. Algunos se escandalizaran pensando en que se pueda ver Venecia en un dia y medio. Sin embargo, siendo que no te puedes parar en casi ningún sitio a hacer fotos por la cantidad brutal de gente que hay alrededor, el tiempo cunde mucho, de hecho cunde tanto que hasta fuimos a ver la isla de Murano.
Llegamos a Venecia antes del mediodía, era Agosto así que el calor se dejaba notar. Como buenos interraileros habíamos reservado un albergue lo más barato posible y cerca de la estación de tren de Santa Lucia, en concreto escogimos el Albergo Marin. El precio de la habitación doble era de 30€ por persona y noche. Agosto es temporada alta así que es un precio más que razonable para esa ciudad. El hotel estaba bastante bien, la una única pega es que el baño era compartido. Una vez hubimos descargado las maletas, salimos lo más ligeros posible de ropa a la calle para hacer un itinerario rápido. Venecia es una ciudad más bien pequeña, por lo que la manera más fácil y barata para recorrer la ciudad es, sin duda alguna, a pie. Se tarda poco en cruzar toda la ciudad de norte a sur aunque hay que ir esquivando gente, así que los 30 minutos se convierten en casi el doble. Lo más importante para visitar está concentrado alrededor de la zona de San Marcos, que es donde siempre hay más turistas, por lo tanto alejarse de ahí puede ser una buena idea para estar algo menos acompañados. Después de un recorrido por la ciudad en el que excluimos la Plaza de San Marco cogimos el vaporeto para ir a la Isla de Murano.

El paseo en vaporeto cuando lo haces por vez primera esta realmente bien, aunque supongo que para el que viva allí o lo haga muy frecuentemente debe acabar resultando un coñazo. La isla de Murano tiene una estetica muy similar a la propia Venecia, siendo la diferencia más significativa la cantidad brutal de tiendas vendiendo cristal de Murano, el cual en la mayoría de ellas es Made in China, pero aun así le da un ambiente algo diferente. El paseo por los lados de los canales es un poco menos asfixiante que en la propia Venecia, siendo las horas previas al ultimo vaporeto las mejores para estar un poco menos acompañados. Además de pasear y hacer fotos nos dedicamos a comprar un par de regalos, que siendo de cristal y siendo que íbamos de mochileros era todo un riesgo que estábamos dispuestos a correr. Con el ultimo vaporeto nos volvimos hacia la ciudad.
Visitamos por la otra parte de la ciudad acabando en la famosísima plaza de San Marco con su Basílica de San Marcos. Esta gran plaza con vistas al mar es una mezcla de espacios, volúmenes y colores. Como en casi toda Venecia no ha ningún sitio para sentarse que no sea el propio suelo o un restaurante donde puedan sangrarte bien. Como la economía no daba para más nos sentamos en el suelo en mitad de la plaza admirando la grandiosidad de la plaza.
Florencia
A esta ciudad tambien llegamos bastante tarde, eran sobre las 21:00 y como suele ser habitual los alrededores de la estación cuando oscurece no invitan a quedarse cerca. El hotel no estaba muy lejos, algo más de un kilometro, así que decidimos ir a buscarlo a pie y con las mochilas a la espalda. Las calles por las que pasamos hasta llegar al hotel estaban todas levantadas, todo sucio y con mal aspecto, siempre que llegas por la noche ocurre lo mismo y es recomendable coger un taxi, pero nosotros aún no habíamos aprendido la lección. Después de perdernos un poco por las callejuelas llegamos al hotel. Lo habíamos reservado online y no tenia mala pinta en la web, pero al natural la cosa empeoraba bastante y no me atrevería a recomendarselo a nadie Hotel Garden. El problema de las ciudades tradicionalmente turísticas es que los hoteles, aunque en un pasado no muy lejano estuvieran bien, con el paso del tiempo todo se convierte en algo bastante cochambroso y esto se acentua en Italia. Por lo general es mejor coger un youth hostel de construcción reciente que cualquier hotel que lleve muchos años funcionando, independientemente del número de estrellas.
Una vez hecho el check in y descargado las mochilas, teníamos que pensar en ir a algún sitio para cenar. En este viaje y sobre todo en Florencia aprendimos que no se puede elegir los restaurantes al azar. En Italia es una de las cosas más dificiles, yo recomiendo coger una Lonely Planet e ir solo a los recomendados. Como pasa con Paris el tener tanto turismo implica tener una calidad media de restaurantes muy por debajo de lo normal y más comparándolo con España. Nosotros podemos afirmar que la peor pasta del mundo la hemos comido en Italia, no porque no sepan hacerla bien, si no porque es muy difícil dar con un buen sitio entre tanta oferta, al menos no sin referencia alguna.
Como ejemplo la Pizza de esa primera noche, una masa blanda con los ingredientes congelados y un ligero golpe de horno. Resultado? Una pizza encharcada con poco sabor y por 15€!!! y de segundo? Lomo con alubias de la tierra, cuidado con estas ultimas que te las meten en cualqueir comida. Después de esta experiencia culinaria nos fuimos al hotel a dormir sin más ganas de Florencia por ese dia.
El dia siguiente fue bastante mejor, Florencia es bastante pequeña y se puede ir a todos los sitios andando. Para empezar nos dirigimos hacia un mercadillo del que habíamos oído hablar el cual estaba de camino a la catedral. La mayoría de los artículos eran made in china así que no vale la pena perder mucho tiempo en él, ya que las cosas artesanas brillan por su ausencia. Desde el mercadillo accedimos a la plaza de la catedral. La cola para entrar a la catedral es bastante larga así que es una buena idea llegar pronto.
Piazza della Signoria es donde se encuentra una reproduccion del David de Miguel Angel.
De ahi al puente Veccio donde se solía ver candados atados por todas partes, sobre todo en el enrejado que protege la estatua de Benvenuto Cellini.En Florencia existe una sugestiva leyenda que ha animado a lo largo de los años la aparición de un número cada vez más grande de candados, que no tiene muy contenta a la fuerza del orden florentina.La leyenda dice que si una pareja ata un candado en cualquier superficie del Ponte Vecchio y después bota la llave en el Arno, su amor durará por siempre. Millones de parejas han visitado el Ponte Vecchio a propósito por este motivo.
Para cenar buscamos un lugar donde haya mucha gente comiendo y que no parezcan muy turistas. Yo me pido un lomo y le ponen tomates y alubias.
Al dia siguiente fuimos a La Spezia para de alli ver las Cinque terre.
La Spezia no es una ciudad para visitar, pero es un sitio barato donde alojarse y para usar como centro de operaciones. La estacion de tren no esta cerca de ningun sitio y el unico transporte publico es el autobus. Para llegar al albergue nos bajamos en la parada que nos parecia que estaba más cerca del albergue que habiamos reservado. Despues de preguntar a un par de personas conseguimos encontrar el albergue, muy escondido.
Desde la ciudad de La Spezia, mediante el uso del tren se puede visitar facilmente las cinque terre. La lista de más cercana a más lejana es: Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso. Aunque a todas las conoce por ser pueblos pequeños emplazados en los acantilados de la costa mediterrane, cada uno de ellos tiene sus propias singularidades.
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